sábado, 18 de junio de 2016

La academia de seducción, o la insopotable necesidad de ser



Casualmente, navegando por la web intentando leer algo interesante, me crucé con un par de sitios web, que se especializan en dictar a algunos hombres ¿?,  clases en métodos de seducción.

Se trata de Cursos y Seminarios (no será mucho?), orientados a "ayudar" a caballeros, en lo que aquí conocemos como el típico "levante" ( sin animo de darle una connotación fálica).

Honestamente me resultó muy curioso y me pregunté; qué clase de hombre puede llegar a recurrir a una Academia especializada en seducción?:

Tal vez se trate de hombres profundamente tímidos; hombres a los cuales se les partió el corazón en alguna esquina y ahora no saben cómo recuperarse; tipos inseguros; solitarios; o tal vez el típico "bacán" que busca nuevas estrategias para que no se le escape una mina y hace todo lo que esté a su alcance para seguir cazando.

Luego, mirando los testimonios que se exponen en una las páginas, leí que los Ex- Alumnos se refieren a su experiencia como "el principio del cambio"; "tenía minas pero no las que quería" ( hablando del bacan); "mi mundo de otra manera"...  y así siguen con declaraciones que apuntan a la atracción de clientes de las más variadas especies y condiciones.

¿No estarán exagerando muchachos?

Digo, ¿realmente necesita un hombre que un "experto", le enseñe cómo conquistar a una mujer?, ¿en verdad puede enseñar alguien cómo hacerlo?... No lo creo, aunque me lo discutan, Seductor se nace y no se hace. Pero lo que sí creo es que se fomenta el hedonismo y una falsa seguridad que terminará por quebrarse en cuanto la presa ( nosotras, las mujeres), nos demos cuenta que solo nos leen un guión,

Representan un personaje de una obra que fue escrita para se interpretada por cualquiera; donde nosotras somos, en definitiva, nada más que eventuales participantes de un parlamento plagiado, de acciones que no se sienten, y de palabras que carecen de profundidad.

¿Qué los lleva a pedir éste tipo de ayuda? ...Será la soledad, la profunda timidez, la curiosidad o hasta la promiscuidad...
Yo no tengo la respuesta, pero no me convence la idea, aunque sí, en contados casos (el solitario que sufre su soledad), podría llegar a justificar el pedido de auxilio.

A mi no me vengas con un verso ensayado... ya somos grandes, muchachos...  la mujeres "hétero" queremos un hombre con inteligencia para convencernos de sus intenciones (cualquiera que estas sean), y no un actor de cuarta que solo quiere ir a la cama.  ¿Entendiste nene?


Autor:

Silvia Bollada

Curiosa incurable, madraza por naturaleza.... y soy de Barrio Norte




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