jueves, 2 de febrero de 2017

Como deshacerse de una mujer y su histérico perro


Aposté con “El Ruso” que Silvana, la recepcionista de la oficina, iba a ser primera en mantenerse un año en el puesto, ninguna duró tanto tiempo, todas las anteriores renunciaron o las echaron, por conflictos con el jefe, un tipo difícil de soportar, y no cualquiera lo logra

Cuando la contrataron estaba perdida como pingüino en un garaje, y como mi estación de trabajo está en su línea visual no me dejaba en paz, todo me lo preguntaba a mi. 

Pero después de un par de semanas ya nos habíamos hecho bastante compinches, y gracias a un espejo en la pared que me permitía verla sin que ella se dé cuenta, comencé a notar un comportamiento curioso, se quedaba largo rato observándome, y cuando yo devolvía la miraba, desviaba la vista.

No lo voy a negar...  estaba más buena que comer pollo con la mano, pero debía tener cuidado porque las reglas de la empresa son muy estrictas en cuanto relacionarse con compañeros de trabajo, hace unos años un “toutchandgo” con La Turca de legales, casi nos cuesta el puesto a ambos.

Así que con esta Silvana, tenía que ir con pie de plomo, encontré la ocasión para charlar con ella en privado, siguiendo sus pasos cada vez que iba a prepararse un té en la pequeña cocina de la empresa. Al tiempo me di cuenta que ella hacía lo mismo cada vez que yo iba a tomar café.

Una tarde, mientras conversábamos, comenzó a provocarme con gestos y caricias, un poco en broma y otro poco en serio.

- A donde queres llegar? - le pregunto, como para tantearla

- Donde quieras llevarme - me responde con cara de gata en celo.

Ahí mismo, entre la máquina de café y el dispenser de agua, nos besamos como bestias, y la adrenalina por el temor que alguien nos viera, nos excitaba aun mas.

Quedamos en encontrarnos a la salida para ir a su departamento, el viaje en taxi fue una odisea no dejábamos de besarnos, salimos como pudimos del ascensor sin dejar de besarnos, mientras ella intentaba abrir puerta de entrada, escuché un perro histérico ladrando.

- Parece que tu mascota está más impaciente que yo - le dije

- Hay si… se llama Fini, lo adoro…- dice mientras lo levanta en brazos - hola tesorito ¿extrañaste a la mami? ¿si? - dice con voz de nena idiota.

El bicho le empieza a lamer la cara, hasta meterle la lengua en su boca.
Para rematarla, cuando lo deja en el piso, me mea la pierna derecha.

Mi libido desapareció por completo, estaba molesto por la meada y horrorizado por lo que veía, segundos antes me había besado a mi y seguramente después me iba a volver a besar…. puajjj !!

- Te pasa algo, estás bien?-

- No nada, me dio tos - dije con cara de asco

Cuando ella se fue a la cocina a darle de comer al bicho histérico, saqué rápido el celular de mi bolsillo y lo hice sonar simulando una llamada.

- No sabes lo que pasó - le dije con la mejor cara de tragedia, - mi primo chocó de frente con el auto y está grave. .. me tengo que ir urgente..- 
La verdad es que hace años que no sé nada de mi primo y tampoco creo que pueda conducir por no ve un elefante en un pasillo, pero el cuento me sirvió para huir despavorido del lugar.

Ni borracho vuelvo a besar a esa mujer, era viernes y ya pensaba como iba a zafar la semana siguiente, me envió tropocientos mensajes por whatsapp que no respondí, mientras buscaba qué excusa le iba a dar para rechazarla cuando quiera volver a salir.

Cuando llegué el Lunes a la oficina, no la vi en su escritorio, y me encara “el Ruso” con una sonrisa de oreja a oreja

 - “poniendo estaba la gansa”... a esta también la echaron - recordándome la apuesta que le había hecho.

- Uff, que alivio -

- ¿Alivio?

- Mirá, es largo de explicar - le digo - pero me parece que me está empezando a caer bien el jefe...

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